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terça-feira, 22 de março de 2011

Tres historias de amor que surgieron en una JMJ

Muchos conocieron allí a la persona con la que se casaron y formaron su familia 

Madrid, 16 de marzo de 2011.- La Jornada Mundial de la Juventud no es sólo un encuentro de miles de jóvenes: es también –en palabras de Juan Pablo II en la JMJ de Denver- “una ayuda para interrogarse sobre las aspiraciones más íntimas, un momento donde muchos toman decisiones valientes y audaces”. Son muchos los jóvenes que han descubierto su vocación al matrimonio, e incluso a sus futuros maridos y mujeres en una Jornada Mundial. Las historias de Jasmin y Justyna en Toronto 2002, las de Claudia y Rafael en Denver 1993 o las de Françoise y Pierrot en Sídney 2008 son sólo algunos ejemplos. 


Seguir un buen consejo
Claudia y Rafael, ambos de México, se conocieron en la Jornada de Denver en 1993, al lado de las montañas Rocosas de Colorado, y desde entonces no se han separado de Dios, ni tampoco el uno del otro. Ahora viven felices con sus cuatro hijos, en la ciudad que los unió.

Claudia y Rafael con uno de sus 5 hijos.
Ambos hacían la experiencia del Camino Neocatecumenal en la ciudad de Neucalpam (México) pero nunca se habían visto antes de aquella peregrinación. Rafael acudía en una situación difícil, después de un tiempo de angustia y depresión. Estaba perdido y decidió ir por obediencia a las palabras de un catequista que le dio el consejo de ir a esa JMJ.

Rafael estaba al cargo de un autobús de cuarenta jóvenes entre los que se encontraba su futura esposa, Claudia. Ella había trabajado muy duro para reunir el dinero y poder acudir al encuentro, como ahora lo está haciendo su hija para poder asistir a Madrid el próximo agosto.

“¡No tengáis miedo!”, “¡Abrid, de par en par, las puertas a Cristo!”. Estas palabras fueron introduciéndose en ellos aquellos días, disponiéndolos para el camino que el Señor les había preparado y aún hoy les guían en su matrimonio. Quince años después, todavía conservan la entrada a la Vigilia y a la Misa.

Cuando volvieron de la Jornada, continuaron viéndose asiduamente en la Eucaristía y fue surgiendo, poco a poco, una relación estrecha y profunda… y acabaron casándose. Ahora, Claudia y Rafael animan a todos los jóvenes, entre ellos a su hija, a que se dispongan a venir a Madrid, “a vivir una aventura que lleva siempre más allá de lo imaginable”.

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